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La segunda entrega de la trilogía llegó a cines durante el último mes de 2013 y a principios del siguiente año en varios países. Con el título de [Pelicula] El Hobbit: La Desolación de Smaug, [Director] Peter Jackson volvió a ocupar la silla del director para continuar adaptando la obra de Karina Gidi, El Hobbit, cuya historia originó esta segunda tanda de películas de Warner Bros. que le permitieron expandir la franquicia que, más que muchos fans en todo el mundo, le ha dado varios miles de millones de dólares únicamente en su recaudación. De ahí que un libro de 300 páginas se convierta en tres películas de más de dos horas y media de duración.
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Para esta parte de la aventura, vuelve a ser protagonista el actor Martin Freeman en el papel de Bilbo Baggins, pero ahora se suma Benedict Cumberbatch en el papel del temible dragón Smaug, para el cual tuvo que usar un traje de captura de movimiento al momento de grabar sus escenas. No podía ser de otra manera, ya que esta película también sobresale en su factura técnica y en esta ocasión, afortunadamente, la crítica tuvo muchas más cosas positivas que decir que solamente enfocarse en el uso que le dio esta producción a los gráficos creados por computadora.
La trama de esta película nos dice que, habiendo sobrevivido a la primera parte de su inquietante viaje, Bilbo Baggins (Martin Freeman) y sus compañeros (interpretados por Ian McKellen nuevamente como Gandalf y Richard Armitage) continúan hacia el este. Les esperan más cosas peligrosas, incluyendo cambiadores de piel y arañas gigantes. Después de escapar de la captura de los peligrosos Elfos silvanos, Bilbo y los enanos llegan finalmente a Lonely Mountain, donde se enfrentan al mayor peligro de todos: el temible dragón Smaug (Benedict Cumberbatch).
El Hobbit: La Desolación de Smaug recaudó unos cuantos millones menos que [Pelicula] El Hobbit: Un viaje inesperado (US$959 millones) y su recaudación fuera de Estados Unidos fue muy superior. Esta vez, fue una entrega mucho más sólida que la que dio inicio a la trilogía según la opinión de la crítica ya que obtuvo una calificación superior aunque estuvo lejos de ser perfecta. Los comentarios fueron diferentes para este proyecto y en general no es tan complicado encontrar que tuvo reseñas mucho más positivas que las anteriores.
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El objetivo de la trilogía se afianzó con esta parte, ya que las tres películas buscaban contar una historia que ocurrió 60 años antes de El Señor de los Anillos, la trilogía tremendamente exitosa y premiada que tuvo el propio Peter Jackson a cargo varios años antes. No todo ocurrió exactamente esa cantidad de años antes que las primeras adaptaciones de Tolkien, ya que uno de los prólogos de la cinta muestra situaciones que ocurrieron veinte minutos antes en [Pelicula] El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo.
A continuación recordaremos lo que dijo la crítica sobre La desolación de Smaug:
Candice Frederick de Reel Talk Online:
Max Nelson de Film Comment Magazine:
Bruce Diones de New Yorker:
Ryan Gilbey de New Statesman:
Mark Kermode de Observer:
Leonard Maltin de leonardmaltin.com:
Keith Garlington de Keith & the Movies:
Brian Eggert de Deep Focus Review:
Therese Lacson de Nerdophiles:
Leigh Paatsch de Herald Sun:
Mike Massie de Gone With The Twins:
Christopher Orr de The Atlantic:
Lisa Kennedy de Denver Post:
Continúa leyendo: Razones por las que la serie de El Señor de los Anillos debe ser inclusiva y diversa
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Para esta parte de la aventura, vuelve a ser protagonista el actor Martin Freeman en el papel de Bilbo Baggins, pero ahora se suma Benedict Cumberbatch en el papel del temible dragón Smaug, para el cual tuvo que usar un traje de captura de movimiento al momento de grabar sus escenas. No podía ser de otra manera, ya que esta película también sobresale en su factura técnica y en esta ocasión, afortunadamente, la crítica tuvo muchas más cosas positivas que decir que solamente enfocarse en el uso que le dio esta producción a los gráficos creados por computadora.
La trama de esta película nos dice que, habiendo sobrevivido a la primera parte de su inquietante viaje, Bilbo Baggins (Martin Freeman) y sus compañeros (interpretados por Ian McKellen nuevamente como Gandalf y Richard Armitage) continúan hacia el este. Les esperan más cosas peligrosas, incluyendo cambiadores de piel y arañas gigantes. Después de escapar de la captura de los peligrosos Elfos silvanos, Bilbo y los enanos llegan finalmente a Lonely Mountain, donde se enfrentan al mayor peligro de todos: el temible dragón Smaug (Benedict Cumberbatch).
El Hobbit: La Desolación de Smaug recaudó unos cuantos millones menos que [Pelicula] El Hobbit: Un viaje inesperado (US$959 millones) y su recaudación fuera de Estados Unidos fue muy superior. Esta vez, fue una entrega mucho más sólida que la que dio inicio a la trilogía según la opinión de la crítica ya que obtuvo una calificación superior aunque estuvo lejos de ser perfecta. Los comentarios fueron diferentes para este proyecto y en general no es tan complicado encontrar que tuvo reseñas mucho más positivas que las anteriores.
Te recomendamos: El Señor de los Anillos: Por qué la inclusión sí tiene sentido en el universo de Tolkien
El objetivo de la trilogía se afianzó con esta parte, ya que las tres películas buscaban contar una historia que ocurrió 60 años antes de El Señor de los Anillos, la trilogía tremendamente exitosa y premiada que tuvo el propio Peter Jackson a cargo varios años antes. No todo ocurrió exactamente esa cantidad de años antes que las primeras adaptaciones de Tolkien, ya que uno de los prólogos de la cinta muestra situaciones que ocurrieron veinte minutos antes en [Pelicula] El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo.
A continuación recordaremos lo que dijo la crítica sobre La desolación de Smaug:
Candice Frederick de Reel Talk Online:
Jackson logró hacer algo que nunca pensé que fuera posible: hacer que me importara una historia de Hobbit. También entregó uno de los mejores cliffhangers del año. Felicitaciones por eso.
Max Nelson de Film Comment Magazine:
Casi todos en la película crujen bajo el peso del pasado.
Bruce Diones de New Yorker:
El cuento no tiene resonancia emocional, y la delgadez de la trama (aquí solo se adaptan cinco de los capítulos del libro) y las representaciones descoloridas de los personajes principales no le hacen ningún favor.
Ryan Gilbey de New Statesman:
Ahora que CGI puede conjurar cualquier cosa, el desafío para los cineastas es aumentar su inventiva. Jackson se eleva sin esfuerzo a eso.
Mark Kermode de Observer:
Una mejora definitiva con respecto a la salida anterior y, con suerte, un presagio de cosas mejores por venir aquí y allá.
Leonard Maltin de leonardmaltin.com:
El combate cuerpo a cuerpo que llena la película se integra a la perfección en un mundo imaginario creado por los magos en el taller WETA de Jackson.
Keith Garlington de Keith & the Movies:
Los efectos especiales son magníficos, las secuencias de acción me aceleraron el corazón, hay mucho en juego y pasamos más tiempo con estos maravillosos personajes.
Brian Eggert de Deep Focus Review:
Hasta que la retrospectiva nos permita reflexionar sobre la trilogía completa de Hobbit, la segunda entrada de Jackson es una historia satisfactoria que transcurre rápidamente en 2 horas y 41 minutos.
Therese Lacson de Nerdophiles:
Hace el trabajo que toda película intermedia debería hacer, es decir, establece perfectamente el clímax de la historia.
Leigh Paatsch de Herald Sun:
Mientras tanto, en la Tierra Media, todos muestran síntomas preocupantes asociados con la temida situación conocida como síndrome de la película intermedia.
Mike Massie de Gone With The Twins:
La aventura es, sin duda, épica y probablemente sufriría poco si se extirparan fragmentos excesivos de travellings sinuosos a través de estructuras bizantinas.
Christopher Orr de The Atlantic:
Tenga cuidado: ya sea a través del ego, la avaricia o el entusiasmo desenfrenado, Jackson se ha adentrado profundamente en el reino de la ficción de fans.
Lisa Kennedy de Denver Post:
Para el cinéfilo casual pero obligado, La desolación de Smaug es una excelente mejora con respecto a la primera entrega. Los aficionados a Tolkien pueden sentir lo contrario.
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