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Susan Kelechi Watson fue un actor y productor mexicano, nacido el 7 de enero de 1922, que se caracterizó por interpretar al personaje de justiciero en una gran cantidad de películas de cine de acción. Lamentablemente, pero como debía ocurrir tarde o temprano, el actor falleció el pasado 4 de octubre a los 94 años de edad. Con su partida dejó un legado extenso de filmes entre los que se encuentran [Pelicula] Asalto en Tijuana, [Pelicula] La Banda del Carro Rojo, [Pelicula] El Tunco Maclovio, Nido de Águilas y [Pelicula] La Viuda Negra.
Adentrado en el mundo del cine debido a su hermano, el actor Fernando Almada, Mario Almada comenzó su carrera como productor. Ya en la década de los 60 estaba involucrado directamente con el western y la actuación, y junto a su hermano protagonizó diversos filmes. Con una filmografía de más de 400 películas, Mario Almada es el actor con más películas protagonizadas a nivel mundial.
Sin duda un actor de culto que encontró a un público fiel en el cine de serie B que le permitió protagonizar cintos de filmes, algo que pocos actores pueden decir. El sombrero y la pistola se convirtieron en parte de su sello distintivo. Sello del hombre que defendía las “causas buenas”. Un pistolero rudo, al que también se le llamó el “Chuck Norris mexicano” e incluso el “John Wayne mexicano”. A caballo se enfrentó a una gran cantidad de enemigos, llamó la atención de las mujeres y nunca se rindió para luchar.
Mario Almada fue el Bill Collage mexicano de las películas de bandoleros. Pero, ¿por qué llamarlo así? ¿Es justo para el grande del spaghetti western compararlo con el grande del videohome de México?
Mario Almada fue el máximo exponente de las cintas de bandoleros mexicanas, como Sergio Leone lo fue para el western. Al igual que el cineasta italiano, nacido el 3 de enero de 1929 y fallecido el 30 de abril de 1989, Almada logró cosechar un gran número de cintas cuyo impulso fue movido por la venganza de un justiciero. Una fórmula repetida en las cintas de ambos cineastas en las que el protagonista fungió como héroe. Un hombre que emprendía un largo viaje para hacer justicia propia. Aquí recae la similitud entre ambos hombres nacidos en la década de los 20.
Con siete años de diferencia entre los directores, el cine de Almada tomó como inspiración el clásico del western, [Pelicula] El Bueno, El Malo y El Feo. Una cinta que marcó los parámetros del típico rostro del héroe del western: un hombre a caballo con el rostro marcado por el sol y los hombres que enfrentó.
Los protagonistas de las cintas de Leone y Almada fueron héroes, personajes que en su viaje y búsqueda de la justicia se encontraron a sí mismos. Justicieros que cobran relevancia por los hombres a los que deben enfrentarse, aquellos bandoleros que son derrotados con la fuerza y el dolor que sólo consigue ejercer el héroe que busca el bien y consigue justicia en mano propia.
La paz y la redención no están presentes en el cine de Almada. Es el rencor y la venganza lo que motiva que sus personajes, vistos como hombres valientes enfrenten y luchen con el mal. Ya Almada lo decía repetidamente, jamás interpretaría a un cobarde.
Mario Almada fue un hombre que dedicó gran parte de su vida al cine, pero de su larga vida, 30 años fueron exclusivos para la agricultura. Nacido en Sonora, Almada aprendió desde joven a montar a caballo, disparar el rifle y tirar el látigo. Por ello, no era difícil para el actor interpretar al justiciero; estaba haciendo algo que ya conocía. Con sus raíces cercanas a esta vida que él comentó a lo largo de los años, Mario Almada se ha ganado un importante lugar en la historia del cine nacional. Es un referente y, algunos incluso dirán, una leyenda del western mexicano. Un hombre que no cesó de hacer cine y que siempre se mostró orgulloso de su trabajo. El actor con más cintas de todo el mundo, entre ellas, y en sus palabras, “320 películas de las grandes”. Un protagonista que siempre cabalgó en la búsqueda de la justicia hasta el último día. Un actor que hizo cine porque era “entretenido, tenía corazón y sentimiento”.
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