Si bien Godzilla no creó el género de los monstruos gigantes en el cine su aparición en 1954 marcó un parte aguas. El contexto de la amenaza nuclear sobre la humanidad y las consecuencias de nuestras propias acciones enmarcaron el relato del rey de los monstruos, el cual sirvió como diagrama a emular para otras producciones. Varios trataron de imitar el éxito de Toho y otros simplemente quisieron explotar esta veta rica en historias.

Desde un reptil de Dinamarca, hasta llegar a un clon norcoreano de Godzilla, enfocado en mostrar los males del capitalismo, aquí una breve guía sobre otros monstruos que han cimbrado la pantalla grande de diferentes latitudes.

Reptilicus



Dinamarca suena como el último lugar donde un reptil prehistórico haría su aparición y sin embargo así ocurre en este relato donde unos mineros descubren los restos de Reptilicus. Luego de regenerarse, el lagarto causa estragos en la capital, Copenhague, donde se enfrenta al ejército local. La cinta dista mucho de estar a la altura de sus homónimos nipones, pero goza de cierto afecto entre los aficionados al cine de culto y el público danés.



Yongary



Corea del Sur también trató de obtener una rebanada del pastel kaiju con esta cinta de 1967, de la cual solo existe su versión americana ya que los negativos originales se extraviaron. Rocambolesca y con todo ese sabor del sci-fi fantástico de la época. Eso sí, definitivamente no esperen algo a la altura de The Host.



Gamera



Después de Godzilla el daikaiju (monstruo gigante) más conocido de Japón. El sueño fiebroso de un ejecutivo del estudio Daiei, quien se imaginó ver una tortuga con cohetes en su caparazón elevarse por el monte Fuji. A diferencia de Godzilla, quien comenzó como antagónico, el quelonio se le identificó rápidamente como ídolo de los niños y sus películas reflejaban un tono mucho más familiar. En 1996 el director Shusuke Kaneko revitalizó la franquicia con una trilogía de cintas que lograron reforzar la mitología del personaje con guiones y ritmos narrativos muy bien trabajados. Dicha trilogía es sin duda uno de los mejores ejemplos del género a la fecha.



Daimajin



Otra creación del estudio Daiei, esta deidad en forma de un guerrero gigante de piedra tanto puede ser un vehículo de justicia como también de destrucción desmedida. Ante las injusticias del corrupto gobierno del Japón feudal hacia los campesinos la estatua de Daimajin debe cobrar vida y acabar con los ejércitos de corruptos funcionarios. La trilogía de cintas protagonizada por el personaje posee un tono mucho más áspero y cruel que otros relatos de kaijus.



Pulgasari



El otrora gran líder de la ermitaña Corea del Norte, Kim Jong-Il, era conocido por su gran afición al cine. Esto lo llevo a producir varias cintas, todas rebosantes en propaganda anti-capitalista y anti-estadounidense. Kim era también gran fan de Godzilla y deseaba que su nación tuviera su propio monstruo gigante. Así surge Pulgasari, dirigida por Shin Sang-Ok, un laureado realizador de Corea del Sur que fuera secuestrado junto con su esposa por los servicios de inteligencia norcoreanos. Con semejante historia su origen es quizás más interesante que el resultado final, con el monstruo como analogía del capitalismo salvaje. Un episodio por demás particular y único en la historia del género.



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