Aprovechando el reciente deshielo diplomático anunciado por el presidente Obama, Netflix se ha movido rápidamente para ampliar su servicio al Caribe, exactamente a la isla de Cuba donde habitan alrededor de 11 millones de personas.
El servicio de Netflix y su archivo de dos mil millones de horas de series y películas fue lanzado oficialmente en Cuba a partir del 9 de febrero de 2015. Los residentes pueden obtener acceso a una combinación de programas de televisión, películas y programación original como House of Cards y Orange is the New Black por $ 7.99 dólares al mes.
Si bien es un gran movimiento por parte de Netflix, su impacto real en la isla es altamente cuestionable.
En primer lugar, el precio de la tasa de suscripción mensual de Netflix es cerca de la mitad del ingreso mensual promedio en la isla, el cual es alrededor de los 20 dólares.
A ésto se le añade el hecho de que hay algo más de 5 mil suscripciones de banda ancha en todo el país, la mayoría de las cuales son para las grandes instituciones, como hoteles o diplomáticos residentes.
Por ejemplo, en un hotel internacional en La Habana los cubanos se pueden conectar por unos US$5 la hora.
Aunado a esto, Cuba es un país con un porcentaje mínimo de personas que usa tarjetas (que se exigen para pagar la contratación de series y películas). Mastercard ha anunciado que operará en la isla a partir del 1 de marzo y American Express lo hará en breve.
De esta forma, las consecuencias de la apertura sólo son simbólicas, al menos por ahora.
En un país donde no existe la propiedad privada de los medios electrónicos y los medios de difusión son controlados, es definitivamente un gran logro para Netflix que haya presentado su propia programación con absolutamente ninguna intervención por parte del gobierno cubano.
Además, Netflix para éstas alturas debe saber que se acerca a la sociedad más educada del continente y que tiene un apetito voraz por el cine, el cual debe ser un gran negocio en un futuro.
Netflix podría cambiar todo el panorama del actual consumo televisivo en Cuba, y convertirse en el principal rival de los programadores oficiales y extraoficiales. Sin duda, la empresa se ha puesto en primera fila de un negocio potencial.
Cuba es la última adición del imperio de Netflix, el cual ya cuenta con cinco millones de suscriptores en América Latina.