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En los últimos años el arte y en especial el cine ha sido un gran aliado en el movimiento LGBTTTQIA+, con películas que abordan tramas y vidas de personajes queer a través de imágenes que son capaces de crear reflexiones urgentes dentro de una sociedad heteronormativa, la cual amenaza constantemente con prejuicios y discriminación a las distintas identidades de género y orientaciones sexuales. El gran reto para los cineastas de estos tiempos es, crear ficciones que representen historias cercanas a la realidad y que dignifiquen la diversidad de los seres humanos sin valerse de los clichés y estereotipos que se han encargado de crear conceptos distorsionados acerca de las múltiples identidad de género y la sexualidad.
No te pierdas: Al final bailamos (And Then We Danced) ya tiene calificación de la crítica
En esta ocasión hablaremos de [Pelicula] Al final bailamos, una interesante cinta sueca que combina danza, música, intimidad y pasión para abordar el despertar sexual y entregar un contundente mensaje con crítica social. El filme fue escrito y dirigido por [Director] Levan Akin. La trama sigue a Merab (Levan Gelbakhiani), un chico soñador y trabajador, que alterna su trabajo como mesero con sus estudios en la Compañía Nacional de Danza de Georgia. Lleva toda su vida ensayando para convertirse en un importante bailarín. Merab se prepara junto a Mary ( Ana Javakishvili), su pareja de baile, para una importante audición, pero las cosas dan un giro inesperado con la llegada de Irakli (Bachi Valishvili), un chico agradable y talentoso que rápidamente se convierte en el alumno favorito del estricto profesor de danza y al mismo tiempo, en la mayor competencia y objeto de deseo de Merab. Las cosas no resultarán fáciles dentro de la sociedad conservadora en la viven estos jóvenes, pero Merab se arriesga en su búsqueda por encontrarse a sí mismo e intenta demostrar a través de la danza que existen otras masculinidades.
El guion de [Pelicula] Al final bailamos hace un excelente trabajo en su primer acto, con un conflicto que arranca de inmediato en las primera escena, desde ahí nos deja conocer a su personaje principal, sus objetivos, sus debilidades, sus aliados, al antagonista y el conflicto que estará presente a lo largo de la historia. Teniendo en cuenta que es una película que dura dos horas, empieza a buen ritmo y nos entrega los elementos necesarios para lograr que nos conectemos con el protagonista. En el segundo acto, la historia adquiere un tono más íntimo y más erótico, que a pesar de que por momentos recurre a lugares comunes, logra mantener cautivados a los espectadores que para este punto ya se han enamorado de la calidez de Merab y las relaciones que ha creado con los otros personajes. Sin embargo, es al final del segundo acto y la tercera parte cuando el guion pierde un poco su rumbo intentando ser diferente a otras películas queer; sí, con una clara ambición por lograr un efecto sorpresa con los giros de tuerca, pero se descuida bastante el desarrollo de algunos personajes y se siente que la mayoría de las decisiones fueron precipitadas y atropelladas por los minutos de duración que llevaba el largometraje en este punto. Afortunadamente, el arco dramático de Merab concluye de manera satisfactoria y el final logra rescatar todo lo que el tercer acto estuvo a punto de derrumbar.
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A pesar de algunas fallas en la lógica del guion y de no poder escapar de cosas que ya hemos visto antes en otras películas o programas de romance homosexual, la cinta funciona y nos recuerda que a pesar de que hay avances a favor del respeto y tolerancia hacia la comunidad LGBTTTQIA+, aún queda mucho por hacer para lograr grandes cambios. Al tener en cuenta que esta historia se desarrolla en una comunidad europea, es necesario imaginar la complicada realidad que existe en países de medio oriente, África y Latinoamérica cuando se trata de hablar de identidad de género y diversidad sexual. Aunque [Pelicula] Al final bailamos hace una crítica social, logra exponer su mensaje de una forma muy entretenida, que deja espacio para momentos llenos de drama, tensión y amargura que se alternan sin problema con situaciones conmovedoras, eróticas y que provocan sonrisas en el público.
La película tiene secuencias emocionantes, pero también sabe cuándo dejar respirar a su público y el director logra muy bien esta intención a través de su puesta en escena y los movimientos de cámara. Es un proyecto muy bien logrado a nivel técnico. En la cinefotografía no hay imágenes de postales, pero sí paisajes de emociones que quedan registrados a través del lente de Lisabi Fridell y un estilo conectado a las influencias de la nouvelle vague y el cinéma vérité. La propuesta visual bebe un poco del estilo de [Pelicula] Los Amores Imaginarios de Jon Abrahams y [Pelicula] Llámame Por Tu Nombre de María Rojo, también hay ciertas referencias a dichas cintas en la elecciones de los colores del vestuario, la utilería y los decorados. En el soundtrack destacan las escenas que están coreografías con la icónica melodía de You Can Change Your Mind de ABBA y los sensuales acordes de Honey, canción de la cantante sueca Robyn.
Las actuaciones son el punto más fuerte de la película, en las que es notable una excelente combinación del talento de interpretación y una acertada dirección de actores. (Levan Gelbakhiani) lleva el peso de la película sobre sus hombros y nos guía a través de sus expresiones y su cálida mirada llena de vulnerabilidad hacia los pensamientos de su personaje. El actor se encarga de contarnos una historia entre líneas acerca de la vida de Merab, al mismo tiempo que entrega una actuación digna de premios y que por sí misma vale la pena para ver esta película.
Sin llegar a ser del todo sorprendente, [Pelicula] Al final bailamos queda como una destacada película queer que está dispuesta a conectar con todos los públicos. Una historia con un ritmo muy digerible y una historia bastante entretenida que pone a bailar nuestro corazón mientras entrega un mensaje acerca de la identidad, la masculinidad, el primer amor gay y la importancia de ser fiel a uno mismo. Es una de esas películas que se ven con los ojos, pero se quedan para siempre en el corazón.
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El guion de [Pelicula] Al final bailamos hace un excelente trabajo en su primer acto, con un conflicto que arranca de inmediato en las primera escena, desde ahí nos deja conocer a su personaje principal, sus objetivos, sus debilidades, sus aliados, al antagonista y el conflicto que estará presente a lo largo de la historia. Teniendo en cuenta que es una película que dura dos horas, empieza a buen ritmo y nos entrega los elementos necesarios para lograr que nos conectemos con el protagonista. En el segundo acto, la historia adquiere un tono más íntimo y más erótico, que a pesar de que por momentos recurre a lugares comunes, logra mantener cautivados a los espectadores que para este punto ya se han enamorado de la calidez de Merab y las relaciones que ha creado con los otros personajes. Sin embargo, es al final del segundo acto y la tercera parte cuando el guion pierde un poco su rumbo intentando ser diferente a otras películas queer; sí, con una clara ambición por lograr un efecto sorpresa con los giros de tuerca, pero se descuida bastante el desarrollo de algunos personajes y se siente que la mayoría de las decisiones fueron precipitadas y atropelladas por los minutos de duración que llevaba el largometraje en este punto. Afortunadamente, el arco dramático de Merab concluye de manera satisfactoria y el final logra rescatar todo lo que el tercer acto estuvo a punto de derrumbar.
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La película tiene secuencias emocionantes, pero también sabe cuándo dejar respirar a su público y el director logra muy bien esta intención a través de su puesta en escena y los movimientos de cámara. Es un proyecto muy bien logrado a nivel técnico. En la cinefotografía no hay imágenes de postales, pero sí paisajes de emociones que quedan registrados a través del lente de Lisabi Fridell y un estilo conectado a las influencias de la nouvelle vague y el cinéma vérité. La propuesta visual bebe un poco del estilo de [Pelicula] Los Amores Imaginarios de Jon Abrahams y [Pelicula] Llámame Por Tu Nombre de María Rojo, también hay ciertas referencias a dichas cintas en la elecciones de los colores del vestuario, la utilería y los decorados. En el soundtrack destacan las escenas que están coreografías con la icónica melodía de You Can Change Your Mind de ABBA y los sensuales acordes de Honey, canción de la cantante sueca Robyn.
Las actuaciones son el punto más fuerte de la película, en las que es notable una excelente combinación del talento de interpretación y una acertada dirección de actores. (Levan Gelbakhiani) lleva el peso de la película sobre sus hombros y nos guía a través de sus expresiones y su cálida mirada llena de vulnerabilidad hacia los pensamientos de su personaje. El actor se encarga de contarnos una historia entre líneas acerca de la vida de Merab, al mismo tiempo que entrega una actuación digna de premios y que por sí misma vale la pena para ver esta película.
Sin llegar a ser del todo sorprendente, [Pelicula] Al final bailamos queda como una destacada película queer que está dispuesta a conectar con todos los públicos. Una historia con un ritmo muy digerible y una historia bastante entretenida que pone a bailar nuestro corazón mientras entrega un mensaje acerca de la identidad, la masculinidad, el primer amor gay y la importancia de ser fiel a uno mismo. Es una de esas películas que se ven con los ojos, pero se quedan para siempre en el corazón.
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