RESEÑA | Organizadora de bodas: Convencional, pero eficaz, liviana e hilarante

RESEÑA | Organizadora de bodas: Convencional, pero eficaz, liviana e hilarante

A temprana edad, Marina (Belén Cuesta) se convence de que el concepto del amor eterno y duradero es meramente una invención romántica y del cine la cual poco tiene que ver con la realidad. Por ello opta por llevar una vida libre de cualquier compromiso o atadura emocional. Paradójicamente, decide ganarse la vida dirigiendo su […]

Por Verónica Sánchez el 10 septiembre, 2020

A temprana edad, Marina (Belén Cuesta) se convence de que el concepto del amor eterno y duradero es meramente una invención romántica y del cine la cual poco tiene que ver con la realidad. Por ello opta por llevar una vida libre de cualquier compromiso o atadura emocional. Paradójicamente, decide ganarse la vida dirigiendo su propia compañía dedicada a organizar bodas, porque se convence de que la gente enamorada no repara en gastos cuando llega el momento de casarse.

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Marina es una empresaria dinámica, pragmática y hábil para resolver cualquier dificultad o inconveniente que pueda presentarse dentro de su negocio. En su vida privada se desempeña de la misma forma, y el amor no tiene lugar en ella, salvo cuando se trata de romances fugaces o de parejas que se le acerquen para pedirle ayuda con sus nupcias.
Durante una de las bodas organizadas por su empresa, la protagonista se topa con Carlos (Álex García), un invitado a dicho evento por el cual se siente atraída y es correspondida, culminando la noche en un encuentro sexual que acaba intempestivamente. Al final, ella se va de forma apresurada no sin antes dejarle a Carlos su tarjeta de presentación con su número y los datos de la empresa.

Esa tarjeta es el detonante de una seria confusión cuando Alexia la novia de Carlos ( Silvia Alonso), la encuentra entre sus ropas al día siguiente y cree que ello obedece a una sorpresiva propuesta matrimonial preparada por este último. Y ambos terminan visitando el negocio de Marina para solicitarle asesoría y contratar sus servicios. Ninguno de ellos sabe hasta antes de esa reunión, que Marina y Alexia se conocen desde el colegio, aunque tenían tiempo de no verse… y el pasado existente entre ellas no es muy grato. Tras el reencuentro, Marina decide aceptar el trabajo, y acompañarlos a Tenerife para supervisar personalmente los detalles de la ceremonia.

En este escenario y mientras se planean y hacen los preparativos necesarios para realizar la unión matrimonial, el trío protagonizará (como es de esperarse) una serie de cómicos enredos, pugnas, revanchas, desencuentros y reencuentros los cuales llevarán a cada uno de los implicados no solo a confrontarse y sincerarse entre sí, sino a encarar también a sus verdaderos sentimientos, y obligar a cada uno a tomar las decisiones correctas antes de que el matrimonio sea efectuado.

Organizadora de Bodas no ofrece nada que no hayamos visto antes. De hecho, se trata del remake español de un filme francés intitulado Jour J del 2017 dirigido por Reem Kherici. Pero también guarda semejanzas y toma elementos prestados de producciones hollywoodenses como La Boda de mi Mejor Amigo (P.J. Hogan, 1997); The Wedding Planner (Adam Shankman, 2001) y Quiero Robarme a la Novia (Paul Weiland, 2008) por mencionar algunas. Es decir, retoma las fórmulas de distintas comedias románticas y las incorpora en su argumento escrito a seis manos por [Escritor] Eric Navarro , [Escritor] Olatz Arroyo y [Escritor] Marta Sánchez .

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Sin embargo, el largometraje se mantiene a flote gracias a que todos estos elementos son condensados de una forma equilibrada y homogénea, por un guión el cual combina los elementos propios del rom-com con una dinámica al estilo de la comedia screwball. Pero además, la mezcla es aderezada con tintes de un humor más negro y mordaz. Así durante su primer tercio, la película se la pasa mofándose despiadadamente de la visión edulcorada y cursi que el mercantilismo y los medios masivos de comunicación (el cine incluido) han edificado en torno del amor y el romance, cristalizada en elegantes uniones matrimoniales; con fastuosas ceremonias donde se hacen gastos extravagantes para celebrar y ostentar ante todos juramentos de amor eterno, los cuales a la postre resultan efímeros.

Y durante sus dos tercios restantes, Organizadora de Bodas se vuelve más convencional, aunque logra mantener ese tono cínico inicial y su desenfadada jocosidad, mientras vemos las vicisitudes del trío estelar debatiéndose entre lo que quieren hacer y lo que deben hacer. Y consigue un desenlace el cual no traiciona al espíritu de la obra y remite a los disparates de las comedias de antaño. La pericia del cineasta español [Director] Dani de la Orden en el terreno del humor, y un efectivo casting que inyecta frescura y un adecuado timing cómico a sus personajes, propician un adecuado fluir de la cinta, y que el espectador se enganche con los protagonistas y se interese por lo que ocurra con ellos. Lo que le falta al filme en originalidad, lo compensa con eficacia y liviandad, dando como resultado una comedia disfrutable e hilarante, cumpliendo cabalmente con el propósito de hacer pasar un buen rato.

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