Cine mexicano contemporáneo que vale la pena ver
Películas donde no salen los Derbez y que no te pondrán a dormir, que ponen en alto el renombre del que goza el cine mexicano en festivales y salas de cine extranjeras
Los números de producción fílmica actuales en México son algo que muchos gustan de presumir: se hace tanto o más cine hoy del que se hacía en la llamada época de oro. Sin embargo, ni la cuarta parte de este cine logra tener una distribución congruente en salas del país. Ni hablar que la calidad de estas cintas es algo que varía bastante. Dicho sea en otras palabras: casi nadie ve este cine y antes de enorgullecernos de la cantidad, deberíamos preocuparnos más por la calidad del mismo.
Los premios ganados en festivales europeos tampoco dicen mucho a la audiencia, menos el conmemorar un ficticio y artificial “día del cine mexicano”. Los problemas de nuestro cine se resumen a cuestión de calidad y de distribución. No existe realmente una industria como tal aún, el estímulo fiscal otorgado por el gobierno a distintas producciones tampoco sirve de mucho y su calidad moral es bastante dudosa. ¿Por qué una película como 3 idiotas recibe este beneficioso y otras no?
En lugar de esperar que el gobierno invierta dinero en estas producciones deberíamos hablar sobre una regulación adecuada en la exhibición, donde las autoridades si tendrían que meter las manos. Un país como Corea del Sur logró construir una de las industrias más sólidas de cine a nivel mundial gracias a una cuota que exigía a las salas de su país exhibir cierto porcentaje de cine local por cierto número de semanas, a riesgo de ser multados. Una película como Oldboy: Cinco Días para Vengarse (80%) no habría tenido el empuje y proyección que tuvo de no ser por este sistema, el cual eventualmente el mismo Hollywood combatió al ver sus intereses comprometidos.
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Por supuesto, tampoco se trata de obligar a los cines a exhibir en nuestro país cintas que realmente no valen la pena y es ahí donde los estándares de producción, dirección, actuación y guion deben aumentar dramáticamente. Esto es un tema complejo y espeso sin duda, lleno de aristas, un tema el cual su servidor exploró brevemente en un texto titulado “5 problemas del cine mexicano moderno”. Toca el turno de hablar del cine mexicano actual que sí vale la pena ver, que sí se merece espacios en salas cinematográficas y plataformas digitales, cine con calidad, hecho con oficio. Esta compilación incluye tanto documentales como ficción, podrá haber algunas omisiones, pero incluso el que aquí escribe también está a merced del errático modelo de exhibición que impera en México. Estas 5 cintas tuvieron estrenos comerciales, se encuentran ya en Netflix o DVD o están ya en camino a salas fílmicas. He aquí las mejores evidencias de que sí es posible que se haga buen cine en nuestro país, sólo nos falta que esto se vuelva una costumbre, no una excepción a la regla.
Con un exitoso tour por varios festivales internacionales y salas nacionales, “Bellas” cumple con creces al plasmar un pasaje esencial en la historia del espectáculo en México, de boca de sus protagonistas. La cinta triunfa al evadir numerosas trampas narrativas, al dejar a un lado el chisme morboso de revista del corazón y enfocarse en la humanidad de 5 mujeres que fueron adoradas como diosas. Mujeres que fueron protagonistas de las fantasías de miles de hombres en todo México. El camino que estas bellas han seguido para sobrevivir las amargas mieles del éxito se vuelve un relato cautivador de principio a fin.
El crítico mexicano Jorge Negrete, para la página Butaca Ancha, se adentra en estas cualidades en una de las tantas reseñas positivas que obtuvo la cinta. El documental se encuentra ya disponible en Netflix México.
Ya sean las ambiciones de escritora metafísica de Mendoza, la nobleza canina de Seux o la lucha cristiana de Breeskin, María José Cuevas demuestra que sus extravagantes entrevistadas contaban con algo más que el espectáculo de su cuerpo: actitud y bravura que aún capturan nuestra atención, porque cuando se mira al firmamento, la edad de una estrella es irrelevante ante su vibrante fulgor.
El crimen, la violencia y la corrupción cohabitan con todos nosotros en este país y sin embargo pareciera que no son ajenos e indiferentes. Las cifras nos bombardean a diario: fosas llenas de cuerpos, ejecutados en todos lados, asaltos violentos y victimas por doquier y sin embargo ya lo vemos como algo “normal”. El cineasta Everardo González desea hacer algo más que una mera denuncia y con una peculiar decisión estética lleva a la cinta a un plano teatral y existencial. Al cubrir los rostros de los que dan sus testimonios obliga a la audiencia a ver a estas personas directo a los ojos.
Los medios oficiales y sus sirvientes, con sus cifras maquilladas, nos quieren hacer creer que las víctimas de la barbarie en nuestro país son sólo criminales o mero “daño colateral” y que los victimarios son monstruos inhumanos, pero no. La violencia en nuestro país es producto de mexicanos y va dirigida contra otros mexicanos, en este aspecto no existe la discriminación, la violencia es dispensada por igual cantidad desde todos los espectros sociales. Si no entendemos lo que nosotros mismos somos capaces de hacernos jamás podremos romper con este círculo de locura y muerte. El diablo realmente goza con libertad absoluta en México, un diablo que vive en la mente y corazón de miles de mexicanos que le permitieron entrar a sus vidas.
Un documental que puede fungir como acompañamiento del antes mencionado, el tema que aborda es similar, pero las decisiones estilísticas aquí son otras. Oímos el testimonio de dos mujeres con aparentemente nada en común: una empleada de migración encarcelada por un crimen que no cometió y una jefa de familia circense. Las imágenes nos muestran la cotidianidad de este país que habitamos, imágenes que contrastan con un sórdido relato donde la corrupción y el miedo gobiernan tras bambalinas. Lo onírico de los paisajes mexicanos parecieran ocultar este infierno, pero es muy real y se puede palpar en casi cualquier rincón de esta nación. No sólo las instituciones y las autoridades nos han fallado, hemos fallado nosotros como ciudadanos, como padres, madres y hermanos al permitir que este remolino de sangre haya crecido y nos envolviera a todos.
Cuando tuvo su exhibición durante la gira de documentales de Ambulante en 2016, el crítico Alberto Acuña Navarijo dijo al respecto en Cinema Móvil.
Tempestad de Tatiana Huezo es una road movie poética que tiene como escenario un México ominoso donde ya es normativo que la maldad y el miedo aneguen todo a su paso. Mediante un virtuoso imaginario visual donde la cámara recorre lacónicamente recepciones de moteles ruinosos, pasillos de mercados o las calles fantasmales de Matamoros; Huezo rescata del anonimato las historias de dos mujeres que tienen como común denominador el tráfico de personas: una que regresa a su hogar después de varios años, la otra que se vio obligada a huir de éste, en ambos casos gracias a un sistema inoperante donde sus villanos cambian de nombre pero siempre terminan siendo los mismos.
González: Falsos Profetas (100%)
En el apartado de ejemplos notables de ficción reciente se encuentra González: Falsos Profetas (100%), una suerte de ejercicio de catarsis para toda una generación “Godín” que sabe balancear la sátira y el drama para darnos una historia bastante intrigante. Un empleado de un call center de una iglesia fraudulenta llevará a cabo su pequeña odisea de venganza y redención contra una ciudad fría e indiferente. Consciente de lo que es y hacia donde va, González es un bocado fílmico bastante fresco en un mar de comedias románticas bobas y cine de “autor” de festival pedante e insufrible.
Alejandro Alemán para el Universal resume la cinta de la siguiente manera:
Con clara influencia del cine de Scorsese, la cinta hace una estupenda radiografía del microcosmos fraudulento de la fe, todo ello sin falsa moral y con abundante humor negro.
Juan Antonio de la Riva, director que aquella joyita de culto de los 90 Elisa Antes del Fin del Mundo, incursiona en el cine de género y fantástico con Ladronas de Almas, una cinta de terror ubicada durante la lucha de nuestro país por conseguir su independencia de España. Con un guion que sabe manejar con astucia los elementos fantásticos, un reparto bien dirigido y la atmósfera adecuada, Ladronas de Alma se destaca entre todos los lastimeros intentos por hacer cine de género en nuestro país y se levanta como la mejor cinta de horror en muchos años. La mayor evidencia de que nuestro cine sí puede abordar otros estilos cinematográficos más allá de la trillada comedia romántica.
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