Un Final Feliz | Top de críticas, reseñas y calificaciones
Michael Haneke retoma su lugar como uno de los directores más provocadores con Un Final Feliz, una disección a la burguesía europea que ya se coloca como la película de su filmografía que más ha dividido a los críticos
Cinco años tuvieron que pasar para que Michael Haneke retomara su posición tras la cámara luego de su laureada Amour (93%) para dirigir Un Final Feliz (64%), una radiografía de la burguesía europea con la que busca exponer (más que provocar angustia) las temáticas que han moldeado su filmografía en una nueva alegoría de la intolerancia social a través de su microcosmo predilecto: la familiar y sus dinámicas disfuncionales; todo ello contextualizadas en la crisis de refugiados, la permeabilidad de los dispositivos digitales y la disolución de la privacidad.
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El filme protagonizado por Isabelle Huppert, se ha erigido como la película del director austriaco que más ha dividido a los especialistas ya que, algunos de ellos, ven este drama como una síntesis y relectura de las inquietudes temáticas que han recorrido el trabajo del cineasta desde sus primeras obras, pero, para otra fracción, la cinta es el ejemplo ideal para justificar sus argumentos al tacharla de ligera, frívola y sin un enfoque narrativo. Lo cierto es que Un Final Feliz es todo eso y más, una película conciliadora y separatista con todos aquellos atributos que han consolidado el sello Haneke y que revela una clave, un tanto inusual, en su trabajo: la comedia que incluso ralla en la mofa. Ahora el director de El Listón Blanco (86%) no ha querido perturbar con la crudeza y la violencia, sin embargo, tiene una clara intención de provocar con el naturalismo de la puesta en escena.
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Enfatizando en los espacios vacíos, las miradas y los pactos tácitos entre los personajes para reflexionar sobre la hipocresía, la doble moral y la crueldad, Un Final Feliz gira en torno a los Laurent, una acaudalada familia asentada en Calais, al lado de los campamentos de refugiados. A través de los 110 minutos, el espectador es confidente de los diversos problemas de la familia: el patriarca Georges (Jean-Louis Trintignant) piensa quitarse la vida; su hija Anne (Huppert) lidia con su vástago inútil y con el negocio familiar; y Thomas (Mathieu Kassovitz), el hermano de Anne, mantiene un romance extramarital mientras se hace cargo de su primogénita (Fantine Harduin), producto de su primer matrimonio.
Estrenada en el Festival de Cine de Cannes de 2017 donde compitió por la Palma de Oro de la selección oficial, Un Final Feliz se presenta como una pulsión más experimental del director austriaco que incorpora grabaciones digitales de smartphones en diversos momentos del filme para ensamblar un amargo ensayo sobre la indiferencia de la clase alta europea, una abstracción gélida que pareciera no tener una dirección pero que, sin embargo, está totalmente contralada.
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En seguida, te dejamos una selección de los comentarios positivos y negativos que ha obtenido Un Final Feliz (64%) entre los especialistas de cine:
Ben Croll, de TheWrap, señaló:
La cinta demanda y recompensa nuestra atención. Haneke es todo un maestro -sus encuadres son tan precisos y su forma tan rigurosa- que te absorbe de manera automática.
Leonardo García Tsao, de La Jornada, apuntó:
La mala conciencia europea, la presencia funesta de las redes sociales, el nihilismo como única postura correcta son algunos de los temas que ahora baraja en la que es una obra muy menor.
Diego Battle, de Otros Cines, advirtió:
Happy End resulta la película más amarga y desesperanzada de toda su filmografía, lo que ya es mucho decir.
Bilge Ebiri, de Village Voice, dijo:
Haneke entrega la clase de película que sus detractores se imaginan cuando piensan en una de sus cintas: una serie de episodios narrativamente oblicuos, que muestran a personas comportándose de forma inhumana entre ellos.
JJ Negrete, de Butaca Ancha, enunció:
Lo que Haneke describiría como un retrato de la burguesía europea contemporánea resultó ser uno de sus trabajos menos logrados y quizá, la obra más débil en su carrera cinematográfica.
Alberto Saez Villarino, de El Antepenúltimo Mohicano, destacó:
Lo realmente escandaloso de Happy End radica en el naturalismo de su contenido, la sencillez de los sucesos y las acciones, que originan un encuentro con la justicia arbitrario e inconcluso.
Lee Marshall, de Screen Internatinal, comentó:
Happy End se siente como un ensamble de los temas favoritos de Haneke, una serie de aperitivos que nunca se convierten en una comida completa.
Carlos Boyero, de El País, afirmó:
Haneke es fiel en Happy End a su eterno discurso.
Raphael Abraham, de Financial Times, expuso:
Sería correcto decir que la película carece de enfoque, pero esa es la intención de Haneke.
Eric Kohn, de indieWire, indicó:
Haneke tiene un control muy preciso sobre su material, el cual él conoce perfectamente como para moldearlo en una gran gama de posibilidades.
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