Ana y Bruno ya tiene calificación de la crítica
La película animada de Carlos Carrera, casi vuelta un mito dentro del cine mexicano, finalmente logró su estreno comercial y quienes han podido verla están felices con el resultado
El cine mexicano es indiscutiblemente uno de los paisajes más variopintos en cuanto a las producciones que se estrenan en la actualidad, que pueden ir desde la comedia romántica que busca emular al Hollywood por excelencia, o en el otro extremo, el cine de autor que está más inspirado en las obras europeas que uno se encuentra en los festivales de cine más exclusivos. Un género en específico en el que México no se ha visto tan afortunado es, desgraciadamente, ese de la animación.
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Carlos Carrera, uno de los cineastas más elogiados en el país, es uno de los realizadores que ha trabajado para cambiar el panorama de la animación en México y sus esfuerzos lo han llevado hasta alzarse con el máximo galardón en el Festival de Cine de Cannes, gracias a su cortometraje El Héroe. Carrera ha sido merecedor, además, de cuatro premios Ariel y es reconocido también por sus películas La Mujer de Benjamín y El Crimen del Padre Amaro (62%).
Su más reciente propuesta cinematográfica es una que en realidad de reciente no tiene nada, y es que durante diez años se estuvo intentando llevar la película a salas de cine, tiempo en que Carrera estrenó otros dos largometrajes. Los problemas de presupuesto vieron aplazada una vez tras otra el estreno de la película, hasta que finalmente, en el 2017, tuvo su premiere en el Festival de Cine de Morelia y ahora, en fechas recientes, en la cartelera comercial.
Ana y Bruno (80%) es una película de animación generada por computadora, basada en la novela Ana de Daniel Emil; cuenta con las voces de Galia Mayer, Silverio Palacios, Marina de Tavira, Damián Alcázar, Héctor Bonilla y Regina Orozco.
Cuenta la historia de una niña pequeña llamada Ana, quien es internada en un hospital psiquiátrico con su madre y, dentro, se hace amiga un hombrecillo verde, el titular Bruno, y otro grupo de extrañísimos personajes, todos alucinaciones de los demás pacientes del lugar. Cuando Ana descubre que ella y su madre podrían estar en peligro, se embarca en una misión con sus nuevos amigos para buscar la ayuda de su padre. Un viaje que trastocara el mundo de la pequeña.
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La película, que se ha etiquetado con los términos de “sombría” y “oscura”, tiene una animación que técnicamente supera a muchas de las otras producciones del género que se han visto producidas en el país, lo cual podía marcar finalmente un punto de partida para estos largometrajes en México e impulsar a los grandes estudios a interesarse por invertir en este tipo de proyectos.
Quienes han tenido la oportunidad de ver Ana y Bruno (80%) comparten en general una buena apreciación por el trabajo, alabando en especial la estética de la película. A continuación están algunas de las primeras críticas positivas que ha recibido la película:
Samuel Locuviche escribió para Cartoon Brew:
La estética de Ana y Bruno es una fusión peculiar de influencias gráficas, ubicada entre Looney Tunes, la animación europea en la línea de Jan Svankmajer y Berthold Bartosch, y el trabajo de pintores mexicanos como José María Velasco y Saturnino Herrán.
Ana Lucía Altamirano para Revista Empire:
La música en este filme se convierte en un acompañamiento glorioso. Las composiciones del moreliano Victor Hernandez Stumpfhauser y ejecutadas por la orquesta de Bratislava, no le piden nada a ninguna producción pues logran resaltar los puntos fuertes del relato. Vuelve la historia una obra majestuosa.
Irving Torres Yllán de CineNT:
“Ana y Bruno” es una historia entrañable que conmueve a los espectadores, donde se pone el dedo en la llaga sobre el significado de la familia, el sentido de la perdida dentro de ella, la forma en que se superan las desgracias ocurren en su seno.
Miguel Valdez-López de Teleport:
Ana y Bruno no va a encontrar su público, porque es demasiado adulta para niños y demasiado infantil para adultos.
Jesús Chavarria escribió para La Razón:
La cinta […] tiene altibajos en cuanto al acabado visual. Por un lado hay fondos de gran belleza, que logran reproducir paisajes mexicanos sin caer en la literalidad y el costumbrismo y por el otro hay secuencias que evidencian cierta austeridad técnica, además de que a algunos personajes les falta detalle en su diseño.
Fernanda Solórzano de Letras Libres dijo:
El trabajo de animación en “Ana y Bruno” es deslumbrante. Esta película fue realizada en tercera dimensión estereoscópica, una técnica que le da especial profundidad a las imágenes desde su realización. […] se nota la calidad en las texturas, por ejemplo en el pelo de los humanos y las criaturas o en los materiales mismos de los que están hechas las criaturas, por ejemplo, el metal.
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