"Ingmar Bergman y Charles Bronson tenían el mismo agente y cuando el director dejó Suecia por una disputa de impuestos, lo primero que hizo fue visitar Los Ángeles. Bronson se encontraba en el set de una cinta, ocupado con una escena y ese día el agente presentó al cineasta y al actor, y el primero pidió que le explicara en qué consistía la escena:
—En esta escena me disparan, tengo estas bolitas que reventarán con sangre falsa, pero estoy seguro de que usted, que es director, ya sabe cómo funcionan…
—No, para nada —respondió Bergman—, por favor explíqueme…
—¿Quiere decir —dijo Bronson— que usted no usa armas de fuego en sus películas?"
Charles Dennis Buchinsky, mejor conocido como Charles Bronson, fue el onceavo de quince hijos de una familia de mineros iletrados originarios de Lituania; el lituano y el ruso fueron sus lenguas principales hasta muy entrada su adolescencia, cuando empezó a aprender inglés. Su padre falleció cuando el pequeño Charles tenía diez años y después ya se encontraba ocupado dentro de una mina de carbón trabajando incansablemente como su padre. Bronson fue además cartero y tuvo otros empleos hasta que se enlistó en el ejército en 1943 para escapar del pequeño pueblo donde creció y estuvo en prisión dos veces por pequeños robos.
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Luego de la Segunda Guerra Mundial y Bronson orbitó hacia múltiples oficios, incluido recolector de cebollas y terminó en la actuación porque dejaba dinero y que no requería un gran esfuerzo de su parte. Bronson nunca analizaba sus películas ni los temas en cuestión, ni siquiera se consideraba una estrella, solo alguien que hacía un trabajo. Así era el actor tanto enfrente de la cámara como detrás de ésta. Rara vez hablaba, era una persona retraída que sólo mostraba calidez a su esposa, la actriz Jill Ireland y a sus hijos. En el fondo, Bronson aún era ese joven tímido que trabajaba en una mina de carbón y buscaba una mejor vida.
Llegaron las grandes cintas del Western como Los Siete Magníficos - 93% y Érase una Vez en el Oeste - 
98%, así como historias de acción bélica. Bronson se volvió un actor de renombre, pero no en Estados Unidos, sino en Europa y Oriente. Actuó junto a Alain Delon, Telly Savalas y otros grandes de la época en cintas filmadas en Francia e Italia. En Japón también se convirtió en un actor de culto e inspiró el sobrenombre del creador del manga y anime de culto Hokuto No Ken, además de que apareció en anuncios publicitarios. A pesar de lo limitado de su rango, sus gestos y rostro decían más que mil palabras, su mirada era directa y le hablaba a las audiencias de cualquier parte del planeta. Aún en el aparente ocaso de su carrera, el actor volvió a figurar gracias a la saga El Vengador Anónimo - 67%. Actor favorito de mis tías y abuelos, Bronson formó a varios espectadores como su servidor y su aproximación natural y sin pretensiones a la actuación es una lección para docenas de actores pretenciosos. Definitivamente, Bronson es la clase de actor que, más que una actuación, brinda una presencia poderosa en la pantalla. Así lo consideraban Sergio Leone y otros cineastas que trabajaron con él. Sin duda, un actor entre mil, por eso hoy vale la pena recordarlo.
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El debut como director de Walter Hill ve a Bronson como un peleador callejero y a James Coburn como su manejador. Ambos tratan de sobrevivir en las calles durante la gran depresión que azotó a Estados Unidos. Una película adulta y contundente, ruda y varonil, de esas que Hollywood ya no tiene idea de cómo hacer.
Chuck O'Leary, Fantastica Daily:
La primera película de Walter Hill como director es sobria, melancólica y tan dura como un tubo de metal.
Érase una Vez en el Oeste - 98%
Bronson como el hombre de la armónica y Frank (Henry Fonda) como el pistolero de ojos azules y corazón helado. Su duelo ocurre en el marco del nacimiento de una nación, un país forjado a base de hierro, sudor, lágrimas y sangre. Sergio Leone pinta en su lienzo un relato en el Viejo Oeste con el que creció y mitificó. Una obra maestra absoluta, una cátedra de cómo realizar un largometraje genuinamente épico.
Michael Mirasol, Movie Mezzanine:
Una oda al Western y a su mitología, una de las grandes cintas de este género y que cerró una era.
Otra más de las cintas que Hollywood ya no sabe cómo hacer, aunque si tuviera un remake moderno seguramente carecería del suspenso y las emociones de la original. Un ensamble de actores destacado, con Steve McQueen a la cabeza de un grupo de prisioneras de guerra que tratan de escapar de un campo de concentración nazi. Otra de esas joyas que uno podía ver de joven con los padres y no aburrirse. Bronson interpreta a un experto cavador de túneles con claustrofobia, algo que hacía eco a la vida del actor como minero en su juventud.
Andrew Lowry, Total Film:
Incluso si sientes que conoces cada escena, todavía hay múltiples placeres aquí más allá de la nostalgia .
El cine de samuráis y el Western han tenido mucho en común, el tipo de historias y la mitología resuenan en ambos lados del Pacífico. Hacer un remake de una cinta de Akira Kurosawa no es cualquier cosa y pocos han logrado hacerlo con clase. Sergio Leone lo logró y en su momento también concretó uno memorable con un reparto de antología. Pobre de Antoine Fuqua, las llevaba de perder con su versión…
Steve Crum, Kansas City Kansan:
Un Western clásico, un elenco estelar.
Otro reparto de hombres rudos y decididos donde Bronson funge como experto en explosivos, listos para ser enviados en una misión suicida. Enorme influencia en Quentin Tarantino para sus Bastardos Sin Gloria - 88%. Acción y emociones de vieja escuela sin concesiones.
Roger Ebert, Chicago Sun Times:
Inteligente, emocionante y cautivante de principio a fin
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