Nacido el 20 de diciembre de 1960, Ki-duk Kim, estudió artes en París a principios de la década de 1990. En palabras de Kim, cualquiera que aspire a ser cineasta necesita estudiar pintura y salir a conocer el mundo, de lo contrario, sus historias no resonarán con autenticidad. En ese aspecto, el director comparte la idiosincrasia de realizadores como Peter Greenaway y Werner Herzog o el propio David Lynch. Todos coinciden en que estudiar otras artes y salir a caminar en este turbulento mundo son herramientas esenciales que ayudarán a cualquier aspirante a director.
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Kim ha desarrollado un estilo particular como director, donde la violencia y las relaciones humanas se entrelazan en complejos dilemas morales. La religión juega también un rol importante; en este caso, la cristiana. Sucede que Corea del Sur es el país con el mayor número de practicantes de esta fe en Oriente. El contraste de los valores judeocristianos y la idiosincrasia coreana son dos constantes que chocan en las historias del director.
Recientemente el realizador se involucró en un escándalo de abuso: haber obligado a una actriz a realizar una escena en contra de su voluntad y que incluía simular una relación sexual. El director negó esto aunque aceptó que parte de su método para dirigir es "cachetear" actrices si considera que la escena lo amerita. Así que definitivamente no pueden quedar dudas de que el realizador no se anda por las ramas.
A pesar de lo inconsistente que puede ser su filmografía desde cierta perspectiva, vale la pena echar una ojeada a algunas de las cintas más notables que ha dirigido.
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3-Iron
Una cinta prácticamente silente y muy cercana al realismo mágico latino. La historia de un hombre que entra en casas ajenas y que se enamora de una mujer presa de un matrimonio infeliz, juega con la forma de maneras impredecibles. El director se enfoca principalmente en los movimientos y gestos de los personajes para crear un cuadro sumamente extraño, pero fascinante.
Eleanor Ringel, en Atlanta Journal, escribió:
Una película que debe considerarse más un acto de fe que otra cosa. Mientras más puedes tolerar lo inverosímil que es, más la disfrutarás.
The Isle
Una de las cintas que consolidó a Kim en el circuito de festivales internacionales. Una cinta sobre la soledad, otro tema recurrente en su filmografía, visto a través de los ojos de dos personajes con problemas para comunicarse. Las escenas de crueldad, algunas dirigidas a unos peces y una rana, definitivamente no son para todos los espectadores.
Con una inusual poesía enferma, como si el marqués de Sade hubiera escrito con fondos color pastel de escenarios.
Samaritan Girl
El contraste entre los preceptos del cristianismo (su glorificación de la virgen) y las acciones de la carne son el tema central de esta historia. Dos jovencitas intentan salir de su gris mundo y la única forma es empezar a prostituirse para ganar dinero. Como otras cintas del director, ésta dividió a la crítica, pero pertenece a su etapa más fructífera como realizador.
MaryAnn Johanson, de Film Review:
Arcana y provocativa, la clase de cinta que ha consolidado a su director como un artista a seguir.
Las Estaciones de la Vida - 95%
A la fecha, la cinta más aclamada del director y una de las más accesibles en su filmografía. La historia de un niño criado por un monje en solitudine y su posterior desarrollo como hombre es un relato lleno de hermosas imágenes y momentos líricos. Sin duda, la mejor cinta del realizador a la fecha.
Richard Nilsen Arizona Republic:
Es un bálsamo para el alma y un recordatorio de que incluso la ciudad más frenética tiene su propio ritmo.
Kim se vuelva no una sino varias bardas con este cruel relato de incesto y otras perversiones en una suerte de Edipo en esteroides. Detrás de cámaras esta fue la cinta que causó el reciente incidente donde el director fue denunciado por una actriz anónima. El cargo: obligarla a filmar una escena de cama. ¿Será que Kim fue lo más lejos posible para lograr que la historia fuera plausible?
Joshua Rothkopf, Time Out:
Esto parece una broma macabra extrema de parte de Kim.
Una fábula oscura cargada de alegorías religiosas y que definitivamente pondrá a prueba a más de un espectador. La primera cinta coreana en ganar uno de los máximos galardones en uno de los tres principales festivales de cine del mundo. En este caso, fue el León de Oro de Venecia el que se fue a casa con Kim.
Peter Howell, Toronto Star:
El amor de una madre por su hijo toma un nuevo significado en Pieta, una cinta difícil de ver y difícil de olvidar.
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