Robocop salva el día una vez más. Esta vez el mitad hombre/ mitad robot va en contra de desarrolladores sin escrúpulos que quieren desalojar a algunas personas de "su" tierra.
Limitando la sangre, pero no la carnicería, en la búsqueda de una clasificación PG-13 y más jóvenes, la película sigue siendo un ejercicio desordenado y desagradable que parece principalmente un intento de vender figuras de acción.
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