Tras la muerte de su padre, Alice (Ruth Wilson) regresa por primera vez en 15 años al pueblo donde solía vivir para reclamar la tenencia de la granja familiar, la cual cree firmemente que le corresponde.
Wilson y Stanley son ambos excelentes actores y son los soportes de una valiosa creación, pero sentí que el final estuvo forzado y un poco grandilocuente.
Las decadentes tierras de cultivo de la Inglaterra rural parecen estar remplazando a los rascacielos urbanos de concreto como el escenario preferido para el realismo social británico. Dark River de Clio Barnard bien puede ser lo mejor de lo mejor.
Aunque tal vez la naturaleza desalentadora de la narrativa es un poco dominante, y predecible en algunas partes, ya que puedes anticipar los elementos trágicos de la historia, no significa que este cine no valga la pena, pues ha sido presentado de una manera hermosa.
Hay poco espacio para mejorar en los aspectos de artísticos o de actuación; particularmente, es gratificante ver a Ruth Wilson en la pantalla grande dentro de una película digna de su talento.
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