Pequeños spoilers.
En realidad no hay mucho qué decir de esta película. Una secuela absolutamente innecesaria, hecha por el prosaico y llano propósito de la búsqueda del ansiado billelle que tanta falta le hace a las grandes corporaciones como Disney y Pixar. Lo único que me gusta del colosal éxito taquillero de Buscando a Dory es que tal vez acabe financiando películas mucho más interesantes, como una nueva producción totalmente original, al estilo de, digamos, Inside Out o Wall-E. Bueno, eso, claro, si Pixar se mantiene firme en su anunciado propósito de realizar solo películas originales después de Los Increíbles. No sería sorprendente que anuncien otras secuelas, como una que innecesariamente explique el origen de otro personaje de sus películas.
Bueno, entonces, ¿por qué Buscando a Dory falla en todos los aspectos posibles? He aquí una lista:
1.- La protagonista: Dory fue uno de esos personajes secundarios con mucha más carisma que el protagonista. De hecho, ella fue uno de los personajes más simpáticos de Buscando a Nemo. Así que la idea de hacer una película totalmente basada en ella viene de manera completamente natural para el público y para los ejecutivos de Disney y Pixar. Pero, como ya debería de habernos quedado 100 % claro a todos, esos sidekicks simpáticos lo son cuando están relegados a su papel de sidekick, no cuando son protagonistas. El convertir a Dory a protagonista la convierte en odiosa: una tonta que nos aburre tan rápido como a los personajes con los que interactúa con su defecto de memoria. Eso era gracioso en Buscando a Nemo, porque no se abusaba de ello, y por ser algo novedoso, pero cuando el mismo gag de no recordar algo que acaba de pasar se repite una y otra vez, harta, y mucho.
2.- La trama: Súbitamente, Dory recuerda que perdió a sus padres y viaja, en forzosa compañía de Nemo y Marlín, a buscarlos. Durante su viaje, se encuentran a un calamar que casi se los come. Fue en ese momento en que pensé que la película se pondría buena; la angustia de esas escenas en donde son perseguidos por un feroz depredador trajo un poco del encanto de Buscando a Nemo, y me refiero, claro, a unos pececitos viajando por un mar lleno de peligros de todo tipo, una odisea, un huir para no ser comidos por la misma naturaleza. Pero no. Rápidamente, la trama nos lleva al aburridísimo santuario de la vida marina, en donde aburridos personajes ayudan a la aburrida protagonista a escapar de inanes peligros en medio de situaciones que buscan a toda costa ser graciosos o conmovedores, pero que fallan. Ese santuario no es ni remotamente tan interesante como el mar: ahí, el mayor peligro que puede haber es que alguien te toque con el dedo, o que pierdas tiempo hablando con una solitaria almeja, mientras que en el mar hay depredadores sin piedad. Lo peor es que la mayoría de la película transcurre ahí.
3.- Los personajes secundarios: Hay algo muy malo, pero muy malo con estos personajes. Cada uno de ellos tiene un aspecto distintivo, que es un defecto físico del cual nos tenemos que reír, o un gag recurrente, o un algo que supuestamente debería dar risa.
Tenemos al tiburón miope que se estrella contra todo. Tenemos a la beluga que no puede usar su ecolocación, y que cuando aprende a hacerlo, hace un ruido estúpido con la boca. Tenemos a unas focas mamonas que discriminan y que humillan a otra foca que tiene cara de estúpida. Tenemos a un ave con ojos saltones que no habla y que... bueno eso es todo. Sólo tiene ojos saltones.
A veces, un exceso de personajes secundarios es bueno para la película, cuando en ésta se muestran a esos personajes como seres vivos, llenos de personalidad y de encanto (véase Amelié, por ejemplo). Crean una especie de vecindario en donde todo es encantador y memorable. Buscando a Dory es el ejemplo exacto de cómo no atascar de personajes una película. En lugar de darles una personalidad distintiva, sólo los hicieron "chistosos" y "graciosos", pero son tan desechables como las servilletas baratas. En suma, son un bodrio.
La excepción, claro, es el pulpo Frank, pero él tampoco es la gran cosa. Su gran cualidad visual (o sea, camuflarse) es lo que en verdad resalta de él. Ya antes hemos visto a este personaje, a este gruñón que es el polo opuesto de la protagonista, y que al final acaba por volverse a su amigo. Sólo que su relación es extrañamente apresurada. No ha pasado tanto entre ellos cuando, de súbito, ya se están diciendo lo importante que han sido el uno para el otro. Tal vez lo más extraño de este personaje es que tiene un trauma nunca especificado, un incidente del que solo se nos habla vagamente en donde perdió uno de los tentáculos. Esto le hace temerle al mar, y que su meta sea irse a Cleveland, a un santuario de donde nunca saldrá de nuevo al mar. Pero, cerca del final, y sin ninguna razón en especial, cambia diametralmente de opinión. Nunca se nos explica por qué, solo pasa y ya. Lo cual es una lástima, pues el asunto de Frank pudo haberse convertido en el corazón de la película, así como la escena de "Cuando ella me amó" fue el de Toy Story 2.
4.- El título no tiene sentido alguno: Dory se la pasa buscando a alguien, y ésa es la temática principal, no el que alguien la busque a ella.
5.- Todos los acontecimientos se sienten forzados, en especial el clímax: Es un fastidio ver como la trama transcurre de manera excesivamente forzada y artificial. En ningún momento se siente esa naturalidad con la que cada suceso se lleva a cabo, visto en innumerables películas con mucho mejor guión... como, por ejemplo, Buscando a Nemo. Este guión es el tipo de guión construido a base de meter con calzador y sin vaselina todo lo que los guionistas quieren que suceda. La forma en que ellos se las ingenian para que tal cosa ocurra o para que cierto personaje llegue del punto A al B es tan sutil como una persona escupiéndote en la cara. Siempre hay un vaso o un frasco vacío, a veces salido de la nada. Siempre hay un alguien que le ayuda al protagonista, a veces sin absolutamente ninguna razón (como las nutrias). Siempre algo fortuito hace que la trama avance hacia adelante, ya sea un accidente, o buen samaritano.
Lo peor de todo es lo que pasa al final. Aquí viene un poco de spoilers, so you've been warned. Si ya vieron la peli, sabrán que el clímax de la película, o sea, los desesperados esfuerzos de Dory por detener al camión que va Cleveland, solamente ocurre porque, por accidente, el pulpo sólo toma a Dory y deja a Marlín y a Nemo en la pecera. Es el tipo de bazofia del que esta película está llena, pero aquí es especialmente molesto por ser algo tan transparente, y porque es aquí en donde más se nota la intrascendencia de la trama. Este clímax es más un pegoste sin coherencia apreciable con el resto del metraje... es aquí, al final, en donde a los guionistas, simplemente, dejaron de intentarlo (y como muestra incontrovertible, las nutrias que ayudan nada más porque sí).
6.- El slapstick: Tiene tanto que es nauseabundo. La forma más barata de comedia.
En verdad, lo único que me impresionó gratamente fue a Rodolfo Neri Vela en el doblaje, y cuando una estrella invitada es lo mejor de la película, pues ha fracasado por completo.
En conclusión, de verdad quieren ver una película que trata de un protagonista que debe vencer su problema de pérdida de memoria a corto plazo, que va en búsqueda de un objetivo que parece imposible por su problema mental, vean Memento. Es extraordinaria.
