Han pasado 5 años desde el estreno de Presunto Culpable, documental que retrató un sistema legal mexicano plagado de severas fallas. En aquellas fechas (marzo de 2011) se ordenó el retiro de la película de los cines nacionales debido a una demanda de amparo de un testigo que afirmaba aparecer en el documental sin que se le hubiera pedido autorización. La película logró retornar a las pantallas, pero la querella legal continuó.
Recientemente, la Suprema Corte falló a favor de los productores Roberto Hernández y Layda Negrete como respuesta a un amparo solicitado por Víctor Daniel Reyes Bravo, quien dijo padecer daño moral al aparecer en el documental. La corte consideró que la información relacionada con esta persona estaba directamente involucrada con el interés público del proceso penal.
Reyes Bravo atestiguó en contra de Antonio Zúñiga, quien fue detenido en 2005 por el asesinato de Israel Reyes, primo del primero. Eventualmente se demostró que Daniel Reyes Bravo no estuvo presente cuando ocurrieron los hechos. A pesar de este reciente triunfo legal, así como en su momento la liberación del presunto culpable en cuestión —Zúñiga—, para la productora del documental la situación en México no ha cambiado. Layda Negrete comentó a Milenio televisión que policía, ministerios públicos y procuradurías siguen empantanados en los mismos hábitos. Con esto los procesos de investigación permanecen atrapados en telarañas que, lejos de brindar claridad, terminan obstruyendo cualquier búsqueda real de justicia.
Un caso como el de Zúñiga es apenas la punta del iceberg de una serie de atropellos propiciados por un sistema legal que no termina de arreglar su brújula, de encontrar su norte. El cine mexicano adquiere aquí una obligación ética y moral al abordar este tipo de historias. Entre el estreno del documental y hoy el panorama fílmico nacional se ha mostrado bastante tímido y tibio para abordar estos temas de interés.
Cintas como La Corte - 100% de India o I just Didn’t Do It (2006) de Japón han expuesto los severos problemas de sus respectivos sistemas legales. Son películas que, dicho sea una vez más, brillan por su ausencia en la industria de nuestro país. México necesita verse a sí mismo en el espejo para replantearse muchas cosas. Sólo así podremos entender como sociedad qué es lo que nos ha llevado a esta situación y entonces encontrar el mejor camino para salir de la sombra de la corrupción e impunidad. Será necesario un esfuerzo conjunto de varios sectores para lograrlo, esto incluye, por supuesto, a las instituciones del país, a los medios de comunicación, a la gente encargada de plasmar estas historias en pantalla y al público en general.
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