Travolta, quien tomó el puesto de Nicolas Cage, y Meloni, que luce cada vez más como Robert De Niro todos los días, tienen una química ligera y fácil, que anima toda ese exceso de familiaridad.
El guión, además de estar lleno de clichés de tipos malos, no da a los actores suficientes oportunidades para trabajar la relación de amigos, más los destellos que les son permitidos son prometedores.
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