Para una película que literalmente aísla a sus personajes del resto del mundo para confrontarse entre sí, el drama resulta más convencional que desafiante.
Habiendo establecido su premisa y sus personajes, la escritora y directora Lisa Langseth no hace absolutamente nada con ellos, dejando que Euphoria vaya al a deriva de una escena a a otra sin ganar alguna vez impulso dramático o peso emocional.
Una vez que la trama comienza después del primer acto, las cosas se dirigen básicamente a donde esperarías y todas las peleas entre hermanas en cuanto a amor, odio y lamento pueden volverse algo tediosas.
Ines y Emilie tienen tensiones entre ellas que están incómodamente vivas, y el guión de Langseth es un insistente recordatorio de que, incluso cuando la fecha de muerte está fijada, las disputas familiares y los resentimientos aún pueden ser corrosivos.
No es simplemente que esta película sea completamente poco realista... Lo que es imperdonable es que el acercamiento de Langseth a los problemas emocionales complejos es poco sutil en el mejor de los casos, y falso en el peor.
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