En la víspera de un retiro forzado, un violento huracán atrapada a una veterana del mundo radiofónico nocturno llamada Amy Marlowe con su equipo en la cadena WLST mientras su reemplazo observa todos y cada uno de sus movimientos.
Bloomquist asume riesgos y toma decisiones inesperadas, la película tiene otras preocupaciones además de la sangrienta teatralidad, y hay más ambiciones e ideas para presenciar de lo que habían prometido.
El problema es que, con un tiempo de ejecución tan corto, las expresiones existenciales basadas en la angustia son propuestas elevadas para una duración relativamente compacta.
Ten Minutes to Midnight sorprenderá al público con la historia que cuenta. En lugar de ser un espectáculo sangriento y visceral, es una meditación impulsada por el personaje sobre el tiempo y la realidad.
No es la película de terror más fuerte de los últimos meses, pero Williams por sí sola, debería valer el precio para verla, y tiene lo que se necesita para pasar la noche.
Ofrece una perspectiva diferente de un thriller de vampiros estándar. Lamentablemente, esa diferenciación de entre el género no la hace una buena película.
Ten Minutes To Midnight parece destinada a ser acogida por la multitud de terror, pero es una película difícil de precisar, todo a la vez cínica pero sentimental, nostálgica pero nihilista, basada en el género pero salvajemente experimental.
A través de “Ten Minutes to Midnight”, Williams demuestra que, a veces, las impresiones iniciales ocultan más de lo que se muestra en la superficie y, a veces, esos momentos pueden sorprenderte.
El desarrollo de la trama solo se puede comparar con un sueño febril que me hizo recordar el estilo distintivo de David Lynch, lo cual no será del agrado de todos.
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