Consenso de Críticos: Los Indestructibles 4, en comparación con sus predecesoras, es una película sin vida. Carece de estrellas y brillo, presenta elecciones extrañas y falta de diversión, resultando en un fracaso en todos los aspectos.
Si hay algo que no se le puede recriminar a las secuelas de Los Indestructibles es que han sido consistentes en una cosa: superarse en ser cada vez más terribles. Pero incluso tomando eso como punto de referencia, nada puede prepararte para el desastre que resulta ser Los Indestructibles 4 (...) Finalmente, el cine está muerto y Los Indestructibles 4 lo mató. Con casi ningún elemento redimible a su favor, el excesivo cuarto capítulo nos da una masterclass de como arruinar una franquicia sin tanto esfuerzo, porque ni siquiera a eso le echaron ganas. Al parecer, ni siquiera Los Indestructibles son tan indestructibles.
Incluso si Statham, quien es esencialmente el protagonista de la película, nunca se siente que se esta esforzando, hay muy pocas cosas que se destaquen. Los giros son obvios y se pueden ver desde una milla de distancia, lo que hace que todo el baile a su alrededor parezca aburrido. Cuando la puesta en escena de muchas de las peleas solo involucra a personas paradas en un solo lugar, se siente como si la película se estuviera burlando (a veces literalmente) sin hacer mucho más para cobrar vida. Es la peor película de Los Indestructibles hasta el momento.
Los Indestructibles en si mismos son pésimos héroes. Nunca tienen la oportunidad de reflexionar sobre su misión, de hablar de forma natural o de mostrar cualquier vestigio de humanidad detrás de sus miras de francotirador y cinturones de granadas.(...) Dicho esto, Los indestructibles 4 puede ser lo mejor de la serie. Esto no es un elogio a la película de Waugh, sino una mera nota sobre lo mal que le ha ido a esta serie de películas durante los últimos 13 años. Se trata de películas de trucos inútiles y mal escritas cuyos intentos nunca dan frutos. Como sugiere el título, la película es prescindible.
Los Indestructibles 4 es una decepción aplastante que carece de la nostalgia, el carisma y el encanto que hicieron atractiva a la franquicia en primer lugar. Quizás lo peor de todo es que esta misión fallida es aburrida. Hubiera sido genial completar la serie con una quinta entrada, pero después de este esfuerzo plano y poco inspirado, la franquicia no merece ese último hurra.
Las escenas de lucha están bien, pero los efectos digitales son realmente moderados, sin gastos, con algunos choques y explosiones que parecen creados en una aplicación de iPhone.
Dejando a un lado los cortes de garganta, no he dicho mucho sobre la acción en “Los Indestructibles 4”, y eso es porque está… bien. Tal como la puso en escena el director Scott Waugh, supongo que es lo suficientemente implacable y cinética, pero no tiene mucha huella estilística. La trama casi no tiene giros, excepto uno grande al final que sólo puede llamarse cursi. Y dado que la acción ya no parece arraigada en la estética analógica kamikaze de la década de 1980 entre “Commando” y “Cobra”, esta puede ser la primera película de “Los Indestructibles” que no se siente vinculada al antiguo espíritu de Cannon Films llevado al extremo. Esto es auténtica basura del siglo XXI: una película en la que la acción misma es prescindible.
Incluso dentro de las expectativas del género, la falta de matices y sutilezas aquí hace que Michael Bay parezca Yasujirõ Ozu. Los intercambios entre Ross y Christmas o Christmas y Gina tienen el ritmo de bromas divertidas, pero nada de ingenio o chispa. Cada pequeño movimiento de acción va acompañado de una frase ("¡Es hora de improvisar!"), ninguna de las cuales da en el clavo. El CGI es tan barato que podría haber sido creado en un ZX Spectrum y, como demostró con Hidden Strike, no hay ningún tropo de película de acción que el director Waugh no acepte...
En un momento dado, alguien activa una bomba nuclear porque, como dijo una vez Nelson Muntz: “You gotta nuke something". Y esa parece ser la actitud predominante detrás de la creación de esta bellamente construida orgía de 90 minutos de ideas estúpidas y ejecuciones tontas: You gotta nuke something. Hoy en día, es casi refrescante ver una gran y tonta secuela que no tiene ningún otro objetivo.
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