Andrés García
“Por la esquina del Viejo barrio lo vi pasar, con el tumbao que tienen los guapos al caminar, las manos siempre en los bolsillos de su gabán, pá que no sepan en cuál de ellas lleva el puñal. Usa un sombrero de ala ancha de medio lao y zapatillas, por si hay problema salir volao; lentes oscuros pá que no sepan qué está mirando y un diente de oro que cuando... Seguir leyendo
“Por la esquina del Viejo barrio lo vi pasar, con el tumbao que tienen los guapos al caminar, las manos siempre en los bolsillos de su gabán, pá que no sepan en cuál de ellas lleva el puñal. Usa un sombrero de ala ancha de medio lao y zapatillas, por si hay problema salir volao; lentes oscuros pá que no sepan qué está mirando y un diente de oro que cuando ríe se ve brillando”. La descripción no puede ser más que de Pedro Navaja, matón de esquina, que cuida con esmero de las bellas mujeres por la que se deja querer a cambio de un jugoso porcentaje de su negocio callejero. Pero, como suele suceder, Pedro Navaja tiene tantos buenos amigos como acérrimos enemigos a quienes molesta que alumbre la avenida con su diente de oro y están dispuestos a apagar ese brillo eliminando para siempre la risa de sus labios...
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