The Princess Bride.
En algún momento, mientras vemos una película que se va a salir de todo lo ordinario, de todos los esquemas habidos y por haber, y que va a ser grandiosa, llega ese sentimiento en donde, casi en voz alta, nos decimos a nosotros mismos: "esta película está chingona", o algún equivalente. Me pasó hace poco, cuando terminé de ver The Princess Bride en Netflix, y creo que fue en la escena en donde el "Pirata Roberts" y la epónima princesa caen rodando por una pendiente. Esta película es hilarante, es genial, es creativa, es todo lo que podrías pedir de una comedia, y más. Desde su estreno ha ganado a pulso el título de película de culto, y con justa razón.
Lo único que sabía de este film de Rob Reiner es que salía un tipo llamado Íñigo Montoya que quería vengar a su padre, y que era una película de fantasía de los años ochenta. Creí que sería lenta y aburrida, con algunas escenas esporádicas de espadazos incómodos entre dos actores sin gracia. Bueno, todas esas creencias se fueron a un lado al ver la primera escena, lo último que hubiera podido imaginar que sería: un niño jugando videojuegos en su cuarto. Guau. El niño es Fred Savage, y su abuelo es quien le cuenta la historia de la princesa Buttercup y su amado Westley. De vez en cuando, el odioso niño interrumpe el ritmo de la narración, haciendo comentarios molestos y preguntas estúpidas, pero el abuelo lo calla pronto y vuelve a su relato.
La historia no se aleja mucho del típico "princesa-raptada-a-punto-de-ser-casada-en-contra-de-su-voluntad-con-hombre-de-la-realeza-malvado-y-su-verdadero-amor-debe-salvarla-antes-de-la-boda", pero, como dicen por ahí, no es lo que me dices las cosas, sino la pinche forma de decírmelas. Creo que no pasan cinco minutos sin que alguien suelte una línea de diálogo bastante ingeniosa, o pase un evento divertido o memorable, o un giro de la historia te haga reír hasta despertar a los que están dormidos en tu casa (si la ves de noche). Es un constante despliegue de genialidad y de virtuosismo, tanto literario como cinematográfico. El guión es del escritor William Golding, basado en su novela, y se nota a leguas. La trama está muy bien hilada y desarrollada, tan sólida que es casi imposible que alguien escriba así un guión de cine desde cero; se necesita un material fuente sobre el qué trabajar antes de hacer una proeza así. Me recordó a lo bien escrito y lo genial que resulta el guión de Entrevista con el Vampiro, y eso es porque Anne Rice creó ese guión trabajando sobre lo que ya había hecho antes, perfeccionándolo. El guión de Princess Bride no es perfecto, pero se siente único de lo bueno e imaginativo que es.
En cuanto a la película en sí, el director es Rob Reiner, un cineasta que se defiende bastante bien a la hora de crear un look visual bastante bueno, y esto no es la excepción. Han pasado casi 30 años desde el estreno de esta película, y aún así, tuve la misma reacción que todos en los ochentas cuando apareció en pantalla el R.D.T.I (Roedor De Tamaño Inusual) en medio del Pantano de Fuego: Qué. Carajos. Es. Eso. Asímismo, la pelea entre Íñigo Montoya y el "Pirata Roberts" es de las mejores peleas con espada en la historia del cine. Comienza como algo cercano a lo que había imaginado: dos actores incómodamente chocando espadas en una coreografía aburrida. Poco a poco eso cambia. Las poses, los movimientos, los diálogos, incluso, hacen que el atractivo visual crezca exponencialmente. Los movimientos de los actores (o, mejor dicho, sus dobles) son tan fluidos que por momentos semejan más a líquidos que a sólidos, convirtiendo a la pelea en una bellísima danza hilarante. Parece algo salido de los dibujos animados, como algo que debería ser imposible para un ser humano. Sin embargo, es real, o al menos eso parece serlo, ¿y no es ésa la magia del cine?
¿Se podría hacer Princess Bride en la actualidad? Nunca. Para empezar, demasiada gente se ofendería por el tono "misógino" de la trama, y en segunda, ya hemos perdido esa genialidad. Es una maravillosa joya, hija de su tiempo y de su genial guionista. Es atemporal, y creo que debería ser vista por todo el mundo.
Misery.
Varios años después de Princess Bride, Rob Reiner volvería a hacer equipo con William Golding para trabajar en Misery, la adaptación del libro de Stephen King. La vi después de leer el libro. Me hubiera gustado que fuera al revés. Comparada con el libro, la película no tiene nada de valor qué ofrecer.
Hablar de esta película para mí es hablar del libro. Es algo inevitable. El libro narra la historia de Paul Sheldon, un novelista que está HARTO de escribir los libros de Misery, y decide matarla en el último libro de la serie, El hijo de Misery. La noche en que termina otra de sus novelas (un libro de los que él considera que son su verdadera producción como escritor serio, pues los libros de Misery sólo los escribe porque tienen buenas ventas) tiene una accidente automovilístico y su auto vuelva en medio de la carretera. Es rescatado por la ex-enfermera Annie Wilkes. Paul se ha roto las piernas y está gravemente herido, pero la enfermera lo cuida con su provisión personal de medicinas robadas del hospital donde antes trabajaba. No tiene que pasar mucho tiempo antes de que Paul se de cuenta de lo obvio. Annie Wilkes está loca, está como una regadera, le faltan tornillos, etcétera. Para empeorar las cosas, es súperfanática de los libros de Misery, y cuando lee el último libro y se da cuenta de que Paul ha matado a su heroína, amenza con matarlo si no le escribe un libro más, en donde Misery resucita y sigue con sus aventuras. Paul accede, desde luego. ¿Qué otra cosa iba a hacer?
El libro es una fábula de cómo nuestro amor (¿u obsesión?) por personajes inexistentes e historias de ficción pueden alterar o incluso salvar nuestra vida. Paul hace el papel de Scheherezada, salvándose la vida cada vez que Annie quiere matarlo por alguno de sus ataques de locura psicótica. Annie tiene días buenos (en donde es casi como cualquier persona normal), y días malos, en donde quiere matar a Sheldon y después suicidarse. Es tarea de Paul persuadirla de no hacerlo, haciéndole vagas promesas de que el libro que escribe, El Retorno de Misery, será una cosa bien chingona.
Misery es el mejor libro de Stephen King, porque la trama llega al punto de mezclarse sin esfuerzo con el gran tema del libro. Cuando eso pasa, el libro se convierte un poco más en un ensayo sobre nuestra relación con la ficción. Claro que, como es Stephen King, el mensaje está demasiado explicado; hubiera sido mejor que se guardara algunos de esos comentarios para que el lector deduciera por sí solo lo que quería decir, pero no es nada grave. El final del libro (Paul redescubriendo su amor por la escritura) no podría darle mayor significado al tema y a la trama, al mismo tiempo.
Entonces, el tema del libro es el alma del libro. Punto. Si le quitas eso, ¿qué queda? Una historia sobre una loca que humilla y tortura a un tipo. Y nada más. Eso es exactamente lo que es la película, y por ello, me caga.
La historia es básicamente la misma, pero sin ese tema tan importante. Se enfocaron en hacer un thriller en donde no supieras qué era lo que iba a hacer la loca a continuación. Kathy Bates incluso ganó un Oscar por interpretar a Annie Wilkes, pero yo nunca la sentí tan fuera de control o tan psicópata como la Annie del libro. Escenas violentas del libro no llegaron a la película, o con la violencia atenuada. Su escena más memorable y la que más ha sobrevivido en la cultura popular es cuando Annie rompre los pies de Sheldon, pero en el libro es algo incluso más violento. Le corta un pie con una sierra y cauteriza a continuación la herida con un soplete. Lo único que saca a Paul de la depresión y del shock post-traumático de esto es la constante pregunta que se hace a sí mismo sobre el libro que está escribiendo: qué carajos va a pasar después. Así, él se vuelve su propia Sheherezada, y se da los ánimos para acabar con su historia... y planear su venganza.
En la película, hacen un fundido a negro y muestran a Paul en una silla de ruedas, mostrándole el dedo a Annie. Eso es todo. La escena violenta no parece tener una gran repercusión, salvo tal vez salvar del aburrimiento a la audiencia.
No comprendo por qué se arruinó la historia de esta manera. William Golding es novelista, así que la lógica sugiere que comprende que el tema de un libro es su alma, y que quitarle el tema es dejarlo sin vida, como un zombie. Rob Reiner es un buen cineasta, y ya antes había hecho una excelente adaptación de Stephen King (Stand by me). Supongo que en lugar de una adaptación literal, quisieron crear algo nuevo con lo que tenían de material fuente. Apoyo eso, pero si van a cambiar la historia deberían al menos respetar el espíritu original, como en las adaptaciones de El Señor de los Anillos.
Como decía, me parece imposible no comparar esta película con el libro. Si hiciera un esfuerzo y juzgara a la película sin tener en cuenta la novela (algo en verdad difícil), diría que es un filme decentemente hecho, con buenas secuencias de tensión y comedia negra, pero siempre que quiero hacer eso me viene a la mente el gigantesco potencial desperdiciado. Paul Sheldon vuelve a la vida por su libro y se convierte en su única razón para seguir vivo (además de sus deseos de matar a Annie). El Paul Sheldon de la película destruye sin remordimiento alguno su libro, sin ningún tipo de interés por él, una vez que lo ha usado para sus planes. Veo esto como una metáfora de lo que hicieron los señores Reiner y Golding. Pero, para ser justos, es recomendable la película, si nunca has leído el libro.
