Una historia sencilla donde, por medio de extensos diálogos, el director coreano aborda también temas complejos, como la vanidad, los rituales de conquista a veces impuestos, y las agendas escondidas en las conversaciones.
Un film dotado de mucha frescura y que condensa todo aquello que a través de los años hemos llegado a identificar con la firma autoral de Hong Sang-soo, ostentar la repetición como algo innovador y mantenernos en un bucle infinito.
Un fascinante juego narrativo formal en la que vemos una misma historia de amor/desamor/seducción/ridículo repetirse frente a nosotros. Para variar, otra cinta valiosa de Hong.
Sang-soo ha confeccionado con su característico sentido del humor, con Justo ahora, mal entonces un filme absolutamente, eh, memorable. Y encantador como pocos.
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