Si eres fan de Conan O'Brien, te encantará este programa. Se adentra en un terreno familiar, ya que Conan utiliza su pensión para hacer humor autocrítico y su habilidad para descubrir gente interesante dondequiera que vaya. Conan tiene un talento especial para resaltar las peculiaridades encantadoras de los demás para hacer reír, pero nunca a expensas de ellos.

O'Brien está lejos de ser la primera celebridad en hacer una serie de relatos de viajes, pero es uno de los primeros en jugar con las expectativas que la gente tiene sobre esas series. Aunque las apariciones de celebridades son ligeras aquí (fuera de la narración de Herzog, que aparece al comienzo de cada episodio), a O'Brien le encanta reconocer y burlarse de algunos tropos familiares. Lo mejor de estos chistes es la forma en que Siguiendo a Conan O'Brien utiliza y se burla del uso excesivo de la fotografía con drones en espectáculos de estilo viaje, rompiendo la cuarta pared hasta el punto en que una cámara casi la atraviesa.

Ver a Conan tan feliz de estar de regreso en una atmósfera cómica de alto nivel con un presupuesto mayor y más confianza por parte de los ejecutivos de arriba indica cuánto le queda en el tanque. El streaming es un buen hogar para O'Brien. Se liberan las libertades creativas y la rigidez se tira por la ventana. Su versatilidad lo convierte en el anfitrión preeminente del pasado, presente y futuro. No importa de dónde venga la bola curva, ¡Conan siempre conectará un jonrón!

La nueva serie de Conan O'Brien es pura felicidad absurda y satírica. El chiste nunca es malo en espíritu. De hecho, casi siempre recae sobre él. Incluso en el hilarante regreso de Jordan Schlansky, el comediante hace el papel de idiota. (Ese episodio que presenta su visita a Argentina es el mejor de la serie). Lo que, a su vez, lo hace entrañable. Vale la pena ver Siguiendo a Conan O'Brien para disfrutar de momentos de brillante ligereza cómica que pueden hacerte olvidar tus problemas. Desde su actuación como rapero noruego, su hiperactiva sesión de entrenamiento de boxeo tailandés turboalimentado o su debate sobre la pronunciación de “Tango” con un sabelotodo, todo es simplemente Conan.