Boris Karloff nació bajo el nombre de William Henry Pratt el 23 de noviembre de 1887, en Londres. Luego de unos años de vivir y estudiar en su país natal, Karloff viajó a Canadá y vivió de diferentes trabajos de medio tiempo. Su trabajo en el teatro lo acercó al Hollywood silente, para el cual adoptó su nombre artístico, al parecer inspirado por una historia del escritor Edgar Rice Burroughs . A pesar de trabajar en multiples cintas el trabajo escaseaba y el actor tenía que trabajar como cargador y albañil.
Lee también: CINE CLUB TOMATAZOS: Frankenstein (1910)
Las cosas cambiaron con el papel que lo convirtió en icono de la cultura popular: el monstruo de Frankenstein. El maquillaje que era aplicado sobre Karloff incluia una botas que pesaban 5 kg en cada pie. El éxito llegó con esta y otras cintas de horror que filmó para Universal junto a su colega y rival del género de horror Bela Lugosi. Karloff eventualmente pasó al estudio RKO, en donde filmó varias cintas.
El actor británico fue además narrador y dio su voz a la famosa versión animada de El Grinch. Trabajó con realizadores como Mario Bava y Roger Corman en la recta final de su carrera y sus últimas cintas fueron producciones mexicanas. Para estas Karloff grabó sus escenas en Estados Unidos, ya que su estado de salud no le permitía viajar. Eventualmente dos de estas cuatro cintas mexicanas saldrían después de su muerte. En estas aparecían actores como Enrique Guzman y Julissa. Sin duda una leyenda del cine de horror que amerita ser recordado hoy y siempre con algunas de sus mejores películas.
Lee también: Vincent Price: sus mejores películas en el Tomatómetro
El icónico look de la creatura imaginada por Mary Shelley aquella noche en la que apostó con Lord Byron que escribiría un relato de horror fue inmortalizado aquí por un Karloff en una actuación cumbre. Sus pasos lentos y torpes, sus gemidos aunados a su mirada frágil y perdida humanizaron a uno de los monstruos más famosos del cine. Un clásico absoluto que sólo es igualado por su secuela inmediata.
Don Druker, Chicago Reader:
Una de las más famosas y merecidamente escalofriantes películas de terror de todos los tiempos.
La Novia de Frankenstein - 100%
Uno de esos raros casos en los que una secuela de un clásico del horror es tan buena como la original y en algunos detalles mejor. Al introducir un personaje como la novia, quien aparece hasta el clímax de la historia, la cinta logra elevar la complejidad de la premisa de Shelley y otorgarle nuevos matices. Personajes variopintos acompañan esta reflexión sobre la ciencia y la naturaleza humana.
Geoff Andrew, Time Out:
La película mejor realizada de Whale, una delicia de principio a fin.
Evidencia de que el horror es un género sumamente maleable, en el que puede convivir por igual el humor que el drama. James Whale dirige un clásico del género de casas malditas o embrujadas con un reparto que incluye a Karloff como el enigmático mayordomo de una extravagante familia. Una joya de culto que merece una oportunidad.
Ken Hanke, Mountain Xpress (Asheville, NC):
Una rica atmósfera, bello diseño de producción, aterradora -- y sobre todo subversivamente divertida y llena de increíble diálogo.
Si bien para muchos espectadores esto será una mera curiosidad histórica, no está de más conocer el origen de buena parte de los relatos fílmicos sobre faraones egipcios cubiertos en vendas. Karloff dice mucho con pocos gestos y la cinta tiene una clara influencia del expresionismo alemán. Perfecta para quitarse el mal sabor de boca de la basura protagonizada por Tom Cruise que hundió el intento de reiniciar el universo de monstruos clásicos de Universal.
Scott Nash, Three Movie Buffs:
Se siente su edad, pero es interesante para ver el origen de muchos filmes egipcios que le siguieron.
Inspirada en un relato de Edgar Allan Poe , aunque con un giro totalmente diferente. Aquí Karloff interpreta a un temible adorador del diablo, quien tratará de ofrecerle un sacrificio, no si antes es detenido por Bela Lugosi. Rica en texturas y atmósfera, apenas por encima de la hora de duración, directo al grano como todo buen relato de horror debe de ser.
Steve Biodrowski, ESplatter:
No hay monstruos, pero sí mucha atmósfera, éste es un clásico del género.
Black Sabbath
Karloff trabajó con el maestro del horror gótico Mario Bava en esta antología de tres relatos presentada por el actor. El relato en el que aparece como actor es una historia de vampiros, basada en un cuento de Aleksey Konstantinovich Tolstoy. El tono de la cinta va de lo terrorífico a lo humorístico y viceversa. Una catedra de cómo hacer este tipo de cintas con clase y habilidad. Además, es la cinta que dotó de su nombre a la no menos legendaria banda de heavy metal britanica.
Lee también: La Forma del Agua, de Guillermo del Toro, ya tiene Certificado de Frescura
Comentarios
Tomatazos
Facebook
Mejores
Nuevos